¿Cómo comer para tranquilizar el cuerpo con las altas temperaturas del verano?
Las altas temperaturas del verano son una verdadera carga para nuestro organismo. Hemos preparado un artículo para ti, en el que encontrarás todo lo que debes seguir para tener suficiente energía a lo largo del día y así tolerar mejor el intenso calor. Lo básico es comer bien y beber bien.
La fruta y la verdura frescas con las altas temperaturas del verano no sólo son refrescantes, sino que además aportan al organismo los nutrientes necesarios
El verano es la época del año ideal para empezar a comer sano. Hay abundancia de fruta y verdura fresca por todas partes y el buen tiempo veraniego anima a pasear y a realizar diversas actividades y salidas.
Pero, por otro lado, en vacaciones perdemos el control de nuestro cuerpo gracias a las pensiones completas y comemos todo lo que cae en nuestras manos. Entonces, ¿cómo podemos mantener un equilibrio saludable en nuestra dieta y qué debemos evitar con las altas temperaturas del verano?
Comer ligero con las altas temperaturas estivales
El cuerpo necesita protegerse de las altas temperaturas veraniegas con alimentos frescos, refrescantes y ligeros. Por lo tanto, tu dieta no sólo debe incluir verduras y frutas frescas, ya sea en forma de ensaladas, sopas frías o sándwiches, sino también marisco, pollo o legumbres, que son ricos en proteínas.
También las necesitamos en verano porque tenemos mucha más carga de trabajo, ya sea en forma de excursiones de un día, natación o ciclismo, donde un mayor consumo de proteínas puede ser beneficioso para mantener la salud y la fuerza de nuestros músculos. Pero no debemos olvidarnos de las bebidas de leche agria y el yogur, que contienen probióticos naturales que ayudan a regular la digestión y además son agradablemente refrescantes en verano.
La fruta es el refresco ideal
Si no te apetece una comida caliente, puedes sustituirla fácilmente por varias alternativas. «Una mezcla de verduras de buena calidad, un trozo de queso, tofu o un huevo duro, espolvoreado con frutos secos o semillas, constituye una comida maravillosamente nutritiva. Si no quieres renunciar a la comida caliente, son adecuadas las sopas ligeras de verduras».
Limita las comidas pesadas y el alcohol
Pero, por supuesto, el verano también incluye barbacoas, asados o comidas con todo incluido en forma de bufés interminables. Si añades más alcohol a la mezcla, puedes estar buscándote una desagradable sensación de pesadez. Como la grasa es más difícil de digerir que otros nutrientes, el organismo necesita mucho más tiempo y energía para procesarla. Pero la predisposición genética también influye:
«La genética puede decirnos si debemos evitar los alimentos grasos en nuestra dieta. Sin embargo, hay que señalar aquí que la grasa no existe. La grasa, como los hidratos de carbono y las proteínas, es una parte importante de nuestra dieta. Debemos vigilar las proporciones adecuadas de estos macronutrientes y la forma en que consumimos las grasas. En algunas personas, el aumento del consumo de grasas poco saludables, en particular, aumenta la probabilidad de niveles elevados de azúcar en sangre».
Según un estudio realizado se puede revelar no sólo qué la predisposición tiene nuestro organismo para procesar eficazmente las grasas, sino también los hidratos de carbono o determinados ácidos saturados. Además, también contiene recomendaciones y consejos para una dieta sana y equilibrada, es decir, de qué forma y en qué cantidades deberían consumirse idealmente estos macronutrientes.
Toda esta información se basa en nuestras predisposiciones genéticas, que difieren de una persona a otra. Al mismo tiempo, también podemos detectar predisposiciones a intolerancias alimentarias, que pueden suponer una gran carga para nuestro organismo.
Cuidado con las bacterias
El tiempo estival y las altas temperaturas del verano también favorecen el crecimiento excesivo de bacterias en los alimentos, que producen grandes cantidades de toxinas, venenos que aumentan el riesgo de diversas infecciones intestinales durante su corto periodo de incubación.
Suelen ir acompañadas de vómitos, dolor abdominal o diarrea. Suelen aparecer, por ejemplo, cuando la carne, los huevos y los productos lácteos están mal cocinados. Desconfía de los alimentos envasados o de la carne con fecha de caducidad.
Con las altas temperaturas del verano, ten cuidado al comer ensaladas con aderezos de yogur o mayonesa, sándwiches y pasteles de nata. Sobre todo, si llevan mucho tiempo a la intemperie.
Mantener los alimentos frescos
Un buen estilo de vida también incluye beber suficiente líquido. Especialmente en los días en que la aguja del termómetro alcanza los 30º tropicales, no olvides beber lo suficiente.
Según el peso y la forma del cuerpo, se recomienda beber entre 1,5 y 2,5 litros de agua al día, pero más en verano. Lo ideal es agua sin gas con trocitos de menta o limón.
Por otro lado, debes evitar las bebidas azucaradas, el café solo o el alcohol, que pueden tener el efecto contrario en el organismo: deshidratación y retención de líquidos, provocando una hinchazón e inflamación no deseadas.
Pero tampoco es saludable sobrecargar el organismo con un régimen excesivo de bebida. En este caso, la sobrehidratación se asocia a una disminución de los niveles plasmáticos de sodio, lo que provoca fatiga, vómitos y sobrecarga los riñones y otros órganos.