Encuentra una forma de ejercicio que te guste
Esto parece una obviedad, pero para que esto funcione, es fundamental encontrar una forma de ejercicio que realmente te guste.
Si eres un gran corredor, y muchos de tus amigos te preguntan si deberían empezar a correr. La respuesta sería «Sólo si realmente te gusta». El ejercicio consiste en encontrar lo que te gusta y te divierte, no lo que le gusta a otra persona.
Recuerda que lo que funciona para otra persona puede no funcionar para ti.
Al igual que ocurre con el trabajo que elegimos o con la forma en que pasamos nuestro tiempo libre, cada uno de nosotros tiene cosas que disfruta más que otras, así que no hay razón para sentir que el ejercicio tiene que ser una situación de talla única.
Intenta pensar en lo que te gusta y tradúcelo en algún tipo de actividad. No importa lo que los demás hagan o lo que los demás encuentren divertido. Se trata sólo de ti. Así que, primero, empieza por lo que te gusta.
¿Te gustan los deportes de equipo?
Apúntate a una liga local de recreo.:
- ¿Te gusta mucho el baile? Prueba una clase de Zumba o hip hop.
- ¿Te gusta socializar cuando haces ejercicio? Recluta compañeros de entrenamiento o búscalos en Internet.
- ¿Te gusta correr o montar en bicicleta, pero sólo con otras personas? Consulta las tiendas locales de bicicletas ¡suelen tener carreras o paseos en grupo gratuitos un par de veces a la semana!
También puede ser útil pensar en lo que quieres conseguir con el movimiento:
- ¿Quieres un tiempo a solas para pensar?
- ¿Una clase de yoga relajante para calmarte?
- ¿Una clase de ejercicio intenso para llenarte de energía?
- ¿Aire fresco?
Recuerda que esto puede cambiar día a día, ¡y eso también está bien!
Asegúrate también de probar diferentes variaciones de los mismos movimientos y de darles más de una oportunidad. Por ejemplo, odias correr en la cinta y prefieres correr con otras personas porque lo convierte en una salida social.
Deja de lado las expectativas
Recuerda que el ejercicio no tiene por qué ser algo formal y estructurado; puede ser tan sencillo como dar un paseo rápido al aire libre, jugar con tus hijos, pasear a tu perro o cualquier cosa que te haga sentir bien en ese momento. Sé creativo.
Además, recuerda que el hecho de que otra persona haga ejercicio una determinada cantidad de días a la semana no significa que tú tengas que hacerlo.
Determina lo que es realista para ti, para tu horario y sé amable contigo mismo si hay días en los que no hay movimiento.
Sobre todo, trata de encontrar la alegría en el movimiento. Se siente bien moverse, pero sólo si lo hacemos simplemente por esa razón y nada más.