La probabilidad de embarazo y del parto de un niño sano mediante las técnicas de reproducción asistida se puede aumentar multiplicando controles hormonales después de la transferencia de embriones
La probabilidad de embarazo y del parto de un niño sano mediante las técnicas de reproducción asistida se puede aumentar multiplicando controles hormonales después de la transferencia de embriones según un estudio publicado por la clínica MARGen de Granada en la prestigiosa revista Frontiers in Reproductive Health.
Estas recomendaciones se basan en el análisis exhaustivo de los valores hormonales detectados en las mujeres que recibieron sus propios embriones creados por la fecundación in vitro (FIV), frescos o congelados. Aunque muchas perdidas de embarazo se deben a problemas de la calidad de los embriones transferidos, hay otras perdidas de embriones, totalmente sanos, sin ninguna explicación aparente. Según los autores, «en la mayoría de estos casos, el problema reside en un nivel bajo de progesterona, que puede impedir la buena marcha del embarazo».
La estrategia a seguir (no siempre compartida por otras clínicas) consiste en un control exhaustivo de las valores de la concentración de los valores de la concentración de la hormona progesterona en el sangre. Estos niveles de concentración de progesterona en el sangre deben controlarse periódicamente después de la transferencia de embriones, «y el primer control -señala el doctor Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen -se tiene que realizar el mismo día de la transferencia de embriones».
En la regla general, las pacientes reciben, por precaución, cápsulas blandas de progesterona Utrogestan o Progeffik por la vía vaginal desde 3 días antes de la transferencia de embriones. El nivel de progesterona se tiene que controlar el mismo día de la transferencia. «Si resulta bajo, hay que reaccionar inmediatamente. Primero, se puede aumentar la dosis de progesterona por la vía vaginal. Segundo, se puede añadir progesterona por la vía oral. Y tercero, la progesterona se puede administrar mediante inyecciones subcutáneas. Las tres modificaciones se pueden aplicar a la vez». Según el científico, el aumento de la dosis vaginal suele ser suficiente en la mayoría de los casos. «Sin embargo -indica Tesarik- la suma de la progesterona por la vía oral y el uso de la progesterona inyectable pueden ser de ayuda en las condiciones más severas. El médico responsable del tratamiento será quien determine el tratamiento más adecuado para cada caso individual».
El control de la progesterona no termina en esta fase. Se recomienda un control de progesterona una semana después de la transferencia (o antes en casos de los niveles muy bajos en el día de la transferencia) y seguir cada 7 días durante los primeros 3 meses de embarazo. «Incluso si la progesterona fuese normal el día de la transferencia, su bajada abrupta durante los días siguientes puede provocar el aborto. El riesgo principal está entre el segundo y el tercero mes de embarazo. Por lo cual, no hay que parar los controles, por lo menos una vez cada 2 semanas», añade el director de la clínica MARGen.
Fuente Comunicae